domingo, enero 22, 2006

La cena




"Fouché y Talleyrand, estos dos ministros de Napoleón, los más capaces, y capaces de todo, son las figuras psicológicamente más interesantes de esa época. Ambos son mentes claras, positivas, realistas. Ambos han pasado por la escuela de la Iglesia y por la fogosa escuela superior de la Revolución. Ambos tienen la misma sangre fría carente de toda conciencia en cuestiones de dinero y de honor. Ambos sirven con igual deslealtad, con igual falta de escrúpulos, a la República, al Directorio, al Consulado, al Imperio y a la Monarquía".

Stefan Zweig

Y a esto es a lo que podíamos asistir hasta hoy en el Teatro Principal: a la cena que Jean Claude Brisville imaginó que Talleyrand propuso a Fouché en su palacio de la calle Saint-Florentin para decidir el destino de Francia la noche del 6 al 7 de julio de 1815, un día antes de la subida al trono de Francia de Luis XVIII.

Qué decir... bien fácil: un Josep María Flotats (Talleyrand) y un Carmelo Gómez (Fouché) MAGISTRALES. Sus interpretaciones son rotundas (por fin he visto el método Stanislavski en escena!). Flotats es, además, el director de la obra. El peso lo llevan los dos (completan el reparto como criados servidores de Talleyrand Daniel Muriel y Bruno Ciordia en los papeles de Jacques Massoulier y Jean Vincent respectivamente).

Una cena llena de convenciones sociales, de intrigas, recelos, un tira y afloja entre el cojo y excéntrico Príncipe de Benevento Talleyrand que pretende la restauración borbónica y el rudo y sanguinario Duque de Otranto Fouché, presidente del Gobierno Provisional que prefiere una república para el pueblo dirigida por el terror impuesto por su Policía. Ambos, entre plato y plato de exquisiteces culinarias con las que Talleyrand intenta ganarse a Fouché, acaban llegando a un acuerdo, pues siendo ambos traidores y sólo buscando el beneficio propio en cada momento, son mucho más parecidos de lo que en un principio pudiera parecer.

Que vengan muchas como ésta!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sí, ya sé que han pasado unas semanas, pero la tecnología es así de traicionera... pero he vuelto!... y amenazo con quedarme!! jeje!

La obra:

IM-PRE-SIO-NAN-TE

IN-SU-PE-RA-BLE

EX-PEC-TA-CU-LAR

HIP-NO-TI-ZAN-TE


Y no sigo porque a partir de aquí ya tendría que empezar con coloquialismos y vulgarismos!!!

Ireth dijo...

Siempre tan correcto Antonio Manuel, ya sabes que corroboro todos tus calificativos de semejante espectáculo incluidos los que tu buen decir obvia por ser "coloquialismos y vulgarismos".

Bienvenido de nuevo!