Sigo teniendo suerte con el cine. El sábado pude ver Celda 211 de Daniel Monzón. Venía precedida por grandes elogios y no defraudó.
Me resulta difícil hablar de Celda 211 sin desvelar demasiados detalles de la película que fastidien al futuro espectador. Valga decir que uno de los protagonistas, Juan Oliver (Alberto Ammann), que va a comenzar a trabajar como funcionario de prisiones queda encerrado en una celda cuando se desata una rebelión en la cárcel. Allí, deberá emplear todas las argucias posibles para hacerse pasar por un preso más, buscarse su propia coartada y ganarse la confianza del otro gran protagonista Malamadre (Luis Tosar). Sobre esta base se construye una historia sólida, dura y, a mi ver, muy coherente, y que en ningún momento busca la dulzura poética final.
Celda 211 habla del amor, de la libertad, la paternidad y, sobre todo, de lo absurdo de lo maniqueo del concepto del Bien y del Mal, ¿quiénes son los malos y quiénes los buenos? Este debate se manifiesta en la construcción de unos personajes muy interesantes, en cuya psicología podemos entrar. Con quién puede contar al final Juan: ¿con los policías que lo han abandonado y saben de su situación o con el desalmado Malamadre?
Una película que denuncia algunas pésimas condiciones carcelarias, las políticas internas, el poder y la utilización de los medios de comunicación, el problema de los presos de la ETA, etc., sin perder la tensión narrativa que creo enganchó a todos los espectadores que llenábamos la sala.
Como ya había leído y escuchado, una interpretación magistral de Luis Tosar como Malamadre que, de seguro, le proporcionará algún que otro galardón, una buena complicidad con el otro protagonista, y unos cuantos personajes secundarios creíbles como Resines y, sobre todo, Carlos Bardem en el papel de un preso colombiano.
Una recomendación: no os la perdáis.
Breve: hace tiempo dije que hablaría de Rec2**(*). Como ya me he retrasado bastante sólo decir que me pareció bastante peor que la primera sin la cual, a diferencia de otras secuelas de otras películas, no se explicaría. El comienzo se hace muy largo, después sí mantiene un buen ritmo. Sin embargo, no me convence el giro religioso que se da en esta segunda parte. Para pasar un buen rato.