Foto: Zinemaniacos
Justi&Cia es la ópera prima de Ignacio Estaregui y, como tal, inauguró el XV Festival homónimo de Tudela. Tras unas emotivas palabras de Luis Alegre, el propio Estaregui se dirigió al público para aunar en un mismo día el nacimiento de su primera película y el de su hija, tal y como nos anunció.
Justi&Cia es, ante todo, una apuesta valiente. Muy valiente. Hacía falta una película de estas características, un golpe en la mesa, como afirma el propio director, un basta ya en un día a día plagado de tarjetas opacas, robos y corrupción.
Justi&Cia narra un viaje quijotesco o una cruzada emprendido por dos actores sólidos y contundentes en pantalla, totalmente creíbles. El gigantón Hovik Keuchkerian y el pequeño gran hombre Álex Angulo, reciente y trágicamente desaparecido. La pareja, de química inigualable, conduce al espectador en todo momento, involucrándolo en una historia verdaderamente humana. El punto y la i, el caballero y el escudero, el loco y el "sabio", como queramos verlo pero, en definitiva, dos desgraciados a la par que buenas personas, dos buenos amigos, dos hombres nobles.
Como escuchamos en varias ocasiones a lo largo de la película, "dos cobardes hacen un valiente". Ojalá ellos dos sean capaces de mover al público, a la sociedad, y el mensaje de la Justi&Cia cale y llegue a todo el mundo, incluso a aquellos a los que pueda resultar incómoda.
Justi&Cia debe verse y debe valorarse como lo que es. Llena de símbolos, de sentimientos, y buen hacer, quizá sí pueda adolecer de algo de falta de ritmo en algunos momentos, pero su esencia y su gran carga humana prevalece en todo momento.
Por inverosímil que pueda parecer la historia, estamos acostumbrados a que la realidad supere a la ficción porque si no, ¿quién iba a creer que alguien podía gastarse miles de euros en confeti?
El argumento: un minero que ha visto morir a su padre y a su hermano en un "accidente" en la mina provocado por intereses políticos y económicos, y un ex-alcohólico con una familia deshecha, se alían y se apoyan mutuamente para hacer justicia torturando y grabando las confesiones de diversos políticos corruptos, desde León hasta la Línea. Justino y Ramón o, como ellos prefieren, Justi y Cia.
La película cuenta con varios momentos memorables que quedaran en las retinas del espectador (a veces recuerda a V de Vendetta), como las escenas del carbón, la indumentaria de la pareja protagonista o la escena de las luces de neón rojas.
Ojalá Justi&Cia tenga lo que se merece. Pronto llegará a todas las pantallas del país. Yo tuve la suerte de disfrutarla y saborearla (incluso de llorarla) en Tudela. Que nadie la tape, que nadie la oculte. Se merece estar en los Goya, Estaregui se merece estar allí porque es una película inteligente y arriesgada. Quede como legado del gran Álex Angulo.
Foto: Splendorfilms