
La verdad es que tres semanas en la bella Canterbury han dado bastante de sí, aunque en realidad se pasaron pronto, dio tiempo a mejorar el inglés (o eso espero), a conocer a mucha gente y la complicada y peculiar cultura inglesa.
La ciudad, como ya imaginaba antes de partir, es preciosa, con su encanto medieval. Aquí pongo pocas fotos, pero podéis ver más en mi álbum (buscando por la columna derecha). La Catedral, el paseo en barca, los Canterbury Tales, el Museo Romano, las Murallas, etc., etc., etc.

La Catedral de Canterbury
La universidad estaba bien, también el piso, aunque como no sabía que iba a te
ner cocina compartida, no iba preparada para la vida casera jeje.
A pesar de las dificultades del primer día, todo ha ido genial, enseguida nos juntamos un grupo de españoles (ya sé que eso no es bueno para practicar el inglés, pero es que con tanta beca Canterbury estaba plagado de españoles e italianos), y ahora puedo decir que tengo a gente en Andalucía, Madrid y Cataluña. José, uno de ellos, inauguró desde la genial sala de ordenadores de la Central, un proyecto de blog colectivo con el mismo nombre que este post y que dejo enlazado con mis mejores deseos.

En la calle principal de Canterbury
Y ya, aprovechando que estábamos allí, visitamos Brighton, con la playita (lugar que ya le he recomendado a Aitor).

Royal Pavilion, puro estilo indio.

Brighton Pier

Las dotes de actor de Jorge.
Dover con su gran castillo.

Entrada al castillo de Dover

Andaluzas, madrileño y aragoneses posando

Esta es una petición ;-)
Y Londres. De todo ello, Londres fue mi mayor decepción, no me pareció una ciudad especialmente bonita y si a eso le sumas que para mi gusto es demasiado grande, demasiada cantidad de gente por la calles, demasiada lluvia y demasiado metro, el resultado no es muy bueno jeje. Eso sí, ¡viva Candem!

Con la guitarra de Sir Paul.

Con Ana en el famoso Piccadilly

De fiestuqui en el pub del albergue.

Con dos madrileños frente al Big Ben.
Qué más, porque no quiero alargarme demasiado... que en España se come mu
y bien!!!!! Y que todos los de allí llegamos a la conclusión de que la comida tenía efecto laxante... Lo mejor la comida china que pude comer allí!
Por lo demás, una gran experiencia que ha merecido realmente la pena, a pesar de tener que dejar por tres semanas mi vida aquí, lo que quedó solucionado o, al menos, aliviado, vía teléfono.
Por último, quiero rendirle un homenaje a ese electrodoméstico entrañable que tanto me sirvió durante mi estancia Canterburiana: la tostadora, de la que tantas cosas estoy aprendiendo en estos últimos días. Pronto adquiriré una.

Este post está dedicado a los que dejé aquí y a los de allí (que ya están aquí dispersos por la Península).
