lunes, abril 24, 2006

Maratón teatral: Hamlet y La Tempestad

Bueno, ya voy completando la tarea retrasada. La verdad es que me había planteado separar las dos obras para evitar el contraste, pero al final he decidido a juntarlas. Tarde shakespereana, por cierto.

Las dos a cargo de la compañía del Teatro Arriaga Antzokia y bajo la dirección de Lluís Pasqual, de lo más esperado de toda la temporada del Teatro Principal de Zaragoza. Con un plantel de actores que encontraremos en pocas ocasiones...: Eduard Fernández, Marisa Paredes, Francesc Orella, Helio Pedregal, etc.

La primera, Hamlet. Qué voy a decir de Hamlet: MAGISTRAL, SOBERBIA, una DELICIA en todos los sentidos. Bajo una austeridad increíble, apenas unas escaleras, un telón-cortina y un vestuario alejado de la época de William, sobre las tablas una interpretación de la obra difícil de olvidar. No se puede dejar de señalar el trabajo de Eduard Fernández, un Hamlet inmejorable (duelo final de esgrima con Laertes incluido).

La segunda, La Tempestad. Aquí la cosa dio un vuelco, se fue un poquillo... Me gustó, pero me sobró un triunvirato en escena: el del bufón Trínculo, el salvaje Calibán y el cocinero Esteban, sobre todo este último que puso acento maño, y cantando jotas nos explicaba como alguien se "estozolaba". Resultaba un poco desagradable, y sin demasiada gracia, y la verdad es que esas escenas no agradaron mucho al público ("Si Shakespeare levantara la cabeza..."). Por otra parte, el resto bien, un gran Francesc Orella en el papel protagonista de Próspero, y una bonita pareja: Miranda (Rebeca Valls) y Fernando (Iván Hermes). También la escenografía fue un poco más elaborada: juegos de luces, cajas, trampillas, música, "magia", ...

Unas líneas del director que se pueden leer en el libreto:

"Si hay alguien que nos recuerda de qué materia estamos hechos los seres humanos es Shakespeare. Cada generación se propone leer los grandes textos a la luz de sus vivencias. Estos dos grandes hitos del teatro universal se nos presentan ahora como dos grandes metáforas complementarias sobre el alcance de la violencia armada, que tendemos a agrupar bajo el paraguas múltiple y ambiguo de la palabra "terrorismo". Hamlet es el individuo (¿lúcido y/o enfermo?) que llega a la autoinmolación para intentar acabar con un estado de cosas inamovibles y que son la causa de una indestructible injusticia. La Tempestad nos cuenta la historia del hombre, que teniendo en sus manos el poder de la violencia armada, utiliza en el último momento la generosidad y el perdón en lugar de la venganza..."

Lluís Pasqual

Dos buenas opciones, sin lugar a dudas imprescindible la primera. Todos los actores hicieron doblete, salvo Marisa Paredes (y Eduard Fernández en La Tempestad apenas unas líneas). Una lectura moderna de la obra eterna y universal de Shakespeare.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Contradictoria doble sesión teatral vivimos hace unos días en el Teatro principal. Particularmente pasé del más indescriptible apasionamiento hacia Eduard Fernández y su sin par Hamlet, a la decepción que me produjo la adaptación realizada con "La Tempestad".

Sintiendo ya de primeras más simpatías con los dramones shakespereanos que con sus refritos tragico-fantásticos, no hubo color entre una y otra.
Por supuesto salvar de la quema a Francesc Orella, que es un crack de la escena; y mostrar mi extrañeza ante la escasa aparición en tablas de Marisa Paredes, pues corto era su papel de Lady Hamlet e inexistente su presencia en la siguiente representación.

Olvidemos la segunda y gocemos con el recuerdo de "Hamlet", el mejor Shakespere de la temporada en Zaragoza.

Ireth dijo...

Sí, la verdad es que Marisa Paredes salió poco. Lo de Eduard impresionante, lo único el resbalón que no nos gustó de la versión de la traducción de la universal frase: "Ser o no ser... esa es la alternativa" (no cuaja!).

Pues sí, hubo público que se levantó en los aplausos, pero yo creo que aún me resisto y de esta temporada antepongo todavía "La cena".

Anónimo dijo...

Hola! Al final te hago caso, Ireth, y voy a escribir algo sobre estos shakespeares (pronunciado /saquespeares/, diga lo que diga Julia).

De las dos representaciones, sobre todo de Hamlet, me quedo con el valiosísimo, moderno y dinámico sentido escénico de los directores de la obra. Tienen una concepción del teatro, del hecho teatral, fantástica, muy cercana al público, muy sabia. En la distribución de los personajes en escena, en la utilización del patio de butacas y de los palcos...sencillamente no existía una cuarta pared invisible que nos separara de lo que ocurría en escena.

Sin embargo, fue la actitud de director y actores hacia el texto lo que menos me gustó. Hamlet es un mito de la literatura occidental, es un coloso. Pero en la interpretación de Eduard Fernández (actor muy querido por mí) se quedaba en un antihéroe posmoderno, un hombre cercano y entendible, sí, pero que perdía la grandeza trágica del Hamlet de Shakespeare ( /Séspir/ ) Esta actitud (como muchas otras...la de subrayar las partes cómicas, como el trío bufón de La tempestad, por ejemplo) podría obedecer a un intento de desmitificar lo clásico, de bajar del pedestal la esencia de la tragedia y acercarla en el tiempo. Pero actualizar una obra es más que poner a Hamlet fumando o al espectro vestido de militar con maquillaje de camuflaje. Si pretendía eso, se queda a medio camino, pienso. Porque el objetivo del montaje, en el fondo, era hacer un Shakespeare accesible, hacer de la tragedia melodrama, y buscar, en una obsesión que yo no entiendo, la risa cómplice del público. En el fondo, yo creo que nos subestiman un poco como público...que creen que no vamos a aguantar dos horas de teatro serio.

Jaja, me he pasado un poco creo, en extensión y en crítico... Espero que me sigas hablando después de esto, Ireth, jaja. Por supuesto que hubo cosas buenas eh, yo salí contento en general después de verlas. Estoy muy de acuerdo con Antonio en alabar a Francesc Orella, es un monstruo. Y al actor que hizo de rey usurpador en ambas obras, que no sé su nombre.

Bueno, me callo ya. Felicidades mil veces por el blog, que es una pasada. ¡Sigue así! Es una maravilla que haya gente como tú en la Facultad... Un abrazo!

Anónimo dijo...

Hola Fer!

De veras, un verdadero placer tenerte por aquí comentando, deseo fervientemente que desde ahora sea algo continuo, ok? (anglicismo homenaje a Julita, jeje!!)

Absolutamente de acuerdo contigo, y quizá fue algo que no remarcamos en su justa medida a la hora de realizar las críticas, en la visión de cercanía escénica, fue un gran acierto la eliminación de ciertas filas de butacas para comunicar el escenario con los espectadores; eso sí, el uso del palco ya no lo ví tan claro por la sencilla razón de que o estás en patio o centrado en platea o pierdes sin remedio la visión de lo que acontece en uno de ellos.

En cambio, y a pesar de ser como he demostrado de sobra en otras crónicas muy "clasista" a la hora del tratamiento de los textos inmortales, exceptuando ciertos detalles que tú bien enumeras ("Hamlet fumando o al espectro vestido de militar con maquillaje de camuflaje"), no considero que se llegase a "desmitificar lo clásico" o "bajar del pedestal la esencia de la tragedia y acercarla en el tiempo" convirtiéndola en melodrama. En este caso simplemente, y como supongo que habrás comprobado al leer el libro homónimo,la obra es así: tiene su parte dramática o trágica, y su lado más cómico en el fingimiento de la locura del protagonista. Otro tema es ya la intragable versión de "La Tempestad", que claramente les salió un esperpento puro y duro.

Por cierto, y en forma de homenaje, el actor al que te refieres es Helio Pedregal.

Espero que hablemos pronto! Un abrazo!

Ireth dijo...

Por supuesto que no te voy a dejar de hablar Fer, faltaría más! Y gracias otra vez por tanto piropo a mi modesto blog (se hace lo que se puede...) y por haberte animado finalmente a poner por escrito lo que estuvimos "debatiendo" sobre Hamlet el otro día.

Estoy de acuerdo contigo cuando dices "Esta actitud (como muchas otras...la de subrayar las partes cómicas, como el trío bufón de La tempestad, por ejemplo) podría obedecer a un intento de desmitificar lo clásico, de bajar del pedestal la esencia de la tragedia y acercarla en el tiempo." Aunque aquí creo que tampoco se trataba de desmitificar la obra sino de acercarla a la actualidad, si bien se les fue la mano (totalmente en "La tempestad" con ese trío lalala, y con detalles de Hamlet como ese espectro militar o los vascos sepultureros).

Como muy bien dice Antonio Manuel, quizá no remarcamos en nuestras críticas el juego de cercanía con el público mediante la escenografía (totalmente austera en "Hamlet", por otro lado). Y también hay que pensar que la obra "tiene su parte dramática o trágica, y su lado más cómico en el fingimiento de la locura del protagonista", siempre hay momentos cómicos, aunque a mí realmente la fingida locura de Hamlet no me lo parece, más bien lo contrario (Hamlet es la eterna indecisión, o así lo explicaban en el colegio jeje).

Fer, ahora que nombras a Hamlet fumando me he dado cuenta que de un tiempo a esta parte en prácticamente todas las obras que he visto fuman!!!! (desde la prohibición en el lugar de trabajo) Sí, sí, y a veces creo que realmente es innecesario (será una especie de reivindicación?): Hamlet, El mundo de los simples, Los caballos cojos no trotan, Lo mejor de cada casa, y seguro que me dejo algunas...

Bueno, que no sé cómo me he extendido tanto con lo cansadica que estoy hoy. Es un honor tener a comentaristas como vosotros.

Un abrazo!