domingo, noviembre 19, 2006

El barbero de Sevilla



Mi primera ópera, El barbero de Sevilla, en el Teatro Principal de Zaragoza. A mí me gustó, aunque se hizo demasiado larga. Hubo quien opinó que tenía algunas carencias vocales y así se señaló también el el Heraldo de Aragón hace unos días.

El barbero Fígaro (cuyo papel no fue interpretado por Soo Hong Kim, el que figuraba en el folleto) ayuda al Conde de Almaviva (Luis María Pacceti) a conquistar a Rosina (Helena Gallardo), mujer casada.

Esta ópera de Rossini contiene varias piezas fácilemente reconocibles por el espectador y que, curiosamente, se sitúan al comienzo de la obra haciendo la delicia del público.

Con respecto a las interpretaciones:

-A Fígaro, con ese traje y peinado a lo goyesco, el más ovacionado, se le apoderaba en ocasiones la orquesta y "sufría" en los pasajes vertiginosos, pero conquistó al público.

-El conde de Almaviva era el más teatral en el gesto y la voz aunque en ocasiones se fue un poco de tono.

-Rosina tenía buena voz, donde fallaba era en los fragmentos hablados (si bien he leído que su categoría, creo que es soprano, no es la misma que la reseñada en la ópera).

-En mi opinión la mejor voz fue la del cura, poderosa, clara y rotunda.

Leyendo esto parece que la ópera fuera muy floja, pero lo cierto es que fue correcta. Eso sí, hay que reseñar el magistral trabajo de la orquesta conducida por un gran director de razonable parecido con el novio de la Lollobrigida.

2 comentarios:

Elros dijo...

No nos engañemos, Zaragoza no es ni Madrid, ni Barcelona, ni siquiera Bilbao en materia operística; no tenemos (ni tendremos por mucho que se empeñen en ello) un coliseo lírico como el Liceu, y esto implica que sólo podemos aspirar a compañías y adaptaciones de segunda fila. Daba hasta un poco de pena ver a los miembros de la orquesta apelotonados codo con codo en el mini foso del Teatro Principal.

Y eso es lo que pudimos ver hace unos días con "El barbero de Sevilla", una escenografía a la altura de las limitadas circunstancias, unas interpretaciones vocales que no llegaron ni a eso, y eso sí, apretujados y todo, una destacable orquesta que nos hizo pasar los mejores momentos de las tres horas de aguante estoico (con fallos luminotécnicos incluidos).

Lo mejor, sin duda, que el director de turno no hizo experimentos adaptadores espacio-temporales... que ya es algo es estos tiempos escénicos que vivimos!!!

Anónimo dijo...

Es verdad lo que dices, Elros. Ahora Valencia se ha apuntado también a la primera fila de la ópera en España, y Santander tiene un festival de verano muy destacable también. Y Zaragoza debería luchar un poco más por traer ópera en condiciones. El año pasado yo estuve con Alejandro viendo Tosca, en el Principal también, y el nivel también fue bastante malo.

Pero bueno, algo habríais disfrutado, la música buena consigue abrirse aunque los intérpretes sean malos ;-)