Me faltan las palabras... sólo puedo decir que me quedé con ganas de levantarme del asiento a aplaudir, nunca lo he hecho, y la verdad es que debí hacerlo...
Llevo tiempo retardando la escritura de este post porque pensaba que merecía su tiempo de redacción y quizá hubiera sido mejor teclear cuando las impresiones y sensaciones estaban recientes... pero es lo que hay, espero no desmerecerla.
Bien, Wit, en el Teatro Principal de Zaragoza, prácticamente inaugurando la temporada (ha dejado el listón muy alto, puede que demasiado) con una magistral interpretación de Rosa Mª Sardà que lleva todo el peso de la obra y es su verdadero espíritu, sin ella nada sería igual. La obra, una adaptación de Lluís Pasqual de la escrita por Margaret Edson en 1998 que le valió el Premio Pulitzer.
La historia, desgarradora: el cáncer (de ovarios), la vida contada por Vivian Bearing (Sardà) desde el diagnóstico de la enfermedad hasta su muerte, todo ello con dosis de humor, ironía y sarcasmo que hacen digerible tan dura experiencia. A veces narrada desde fuera y con gran dinamismo.
Vivian es una profesora de literatura del XVII en la universidad, sólo ha vivido para estudiar, siempre se ha mostrado superior y rígida con sus alumnos, y ahora se siente sola. Por otro lado están los médicos, a través de los cuales se nos muestra la frialdad, la falta de sentimientos para con sus pacientes, en especial el caso concreto de Jason Posner (Javier Albalá), antiguo alumno de Vivian pese a estudiar Medicina. Es una obra que habla de sentimientos, ideal para todos, pero yo diría que imprescindible para cualquier filológo o médico porque da una buena lección.
Vivian ama las palabras, varias veces y mientras es tratada como un conejillo de indias, vemos proyectados versos del poeta John Donne, su especialidad, que habla del enfrentamiento del ser humano con la muerte.
Entre estos dos mundos académicos plagados de tecnicismos se encuentra una enfermera (Mercè Pons) que, pese a su incultura, es la única persona que trata con cariño a la enferma, la ayuda y la deja descansar en paz. Llegados momentos de este tipo las palabras no le sirven a Vivian para nada, lo que necesita es cariño, ése que antes repudiaba, y ella es la única en dársela.
Vivian ha abierto los ojos a la vida justo en el momento en que tiene que cerrarlos...
La escena final es verdaderamente desgarradora, no se borrará nunca de mi memoria. Ay, Elros, que me llevas a cosicas que piden la lagrimilla.
Amigos, una obra excelente.
6 comentarios:
Ay!, ¿por qué será que las historias duras suelen ser las mejores?...
Vaya comienzo de temporada tuvimos en el Principal!... Es de cajón, cuando un texto impecable se funde con una interpretación sublime tenemos un resultado insuperable. El título le viene como anillo al dedo a la representación porque mucho "wit" hay que tener para tratar algo tan duro como el cancer y la muerte con esa sensibilidad humorística, y mucho "wit" es lo que demuestra la Sardá no sólo en la obra sino en cada una de sus apariciones públicas... nunca decepciona.
Precioso mensaje de vida y ética profesional el que se nos brinda en cada línea y, subrayando a Ireth, estremecedor final que se nos clava en corazón y cerebro...
Será difícil que sea superada próximamente por la, siento decirlo, algo gris programación de esta temporada teatral en comparación con la que dejamos atrás del curso pasado...
Pd: Si es que te llevo a ver unas cosicas... ;-)
¿Consuela a alguien pensar que aunque se pierda esta obra igual la vive en directo y en persona un día? (Hmm. Seguro que no).
Y vivirla también será una farsa con lágrima final...
Si es que ya lo es. Un cáncer, o sea, la muerte a cámara lenta, no es sino la intensificación al cuadrado de lo que es la vida; de ahí supongo que sale gran parte de la intensidad de una obra como la que comenta Ireth. Otras muertes, a la vez más piadosas y más terribles, nos llevan a la muerte súbita. Eso le ha pasado a la maestra de mi hijo pequeño, un derrame cerebral súbito la ha llevado al coma (del cual aún no sabemos si salrá jamás). ¿Con qué nos quedamos? Puestos a pensarlo, toda muerte con consciencia y con aviso es, también, una muerte súbita. No hay síncope cerebral que no nos pueda dar a los sanos dentro de un minuto, y no hay cáncer terminal que no podamos arrastrar un mes más, quizá.
Me permito recomendarte la película Wit ("Amar la vida" en castellano), con una magistral Emma Thompson en el papel protagonista. El DVD está a unos 10 €. Nada es igual después de ver la película (supongo que opinarás lo mismo de la obra de teatro).
Un saludo.
Gracias por la recomendación Salva, no sabía de la existencia de esa película. Habrá que verla. Un saludo!
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